reseña de Sergio Alarte en Imaginarios 8 de PARAÍSOS CIBERNÉTICOS


Aquí la estupenda reseña del compañero Sergio Alarte, aparecida en la revista IMAGINARIOS 8 del poemario PARAÍSOS CIBERNÉTICOS:

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“Paraísos cibernéticos”, la oveja eléctrica de la familia cifista.

Bajo el acertado título de “Paraísos cibernéticos” y la inspirada portada salida de las manos de Luis Makianich, sus autores J. Javier Arnau y Carlos Sueiro Martínez nos presentan este poemario que tiene génesis de oveja eléctrica: es decir, parece sacado de los sueños de un androide según la máxima acuñada, allá por 1968, por el lúcido pionero en muchos aspectos de la ciencia ficción moderna, Philip K. Dick.

Y esto es así para bien y para mal. El lector avezado de ciencia ficción no se extrañará en demasía ante la ingente multitud de neologismos y términos futuristas que se erigen en verdaderos pilares del verso blanco que en ocasiones disparan a ráfagas los dos autores, mientras que probablemente un lector medio se sentirá en ocasiones agobiado por los “Inciertos futuros que plantan la semilla / De entrópica soledad / De cósmicas referencias”.

Dejando a un lado la evidente complejidad léxica que entraña un poemario de por sí, a la que hemos de sumar la del propio campo que trata este poemario, paso ahora a sumergirme en los temas que vertebran “Paraísos cibernéticos”. Entre esos temas nos toparemos con una similar profundidad a la de su vocabulario, y déjenme que sustituya el vocablo “complejidad” por el de “profundidad”, pues a menudo el matiz que distancia ambos significados tan solo depende del lector que los interpreta. Los futuros distópicos representan uno de los ejes más recurrentes del género, y el poemario que nos ocupa no es una excepción, aunque sí que posee una incuestionable originalidad que le viene otorgada por la meritoria posibilidad de bascular entre la utopía y la distopía, una vez el lector ha asumido la ambigüedad propia del futuro poético donde los autores nos ubican. Esta ruptura, mediante el recurso retórico del oxímoron, ya se hace patente desde su propio título: “Paraísos cibernéticos”. Tradicionalmente el Paraíso, bíblico o no, se ha relacionado con un paisaje natural, más o menos bucólico. Y desde luego, con la humanidad. ¿Es posible un Paraíso sin los humanos que vayan a parar él previa comprobación de sus buenas obras? Para los dos jóvenes autores sí. Es por ello que el punto de partida provoca ya ese extrañamiento propio del mensaje poético, esa ‹‹desautomatización››, en palabras del catedrático Arcadio López Casanova.

Una vez en el interior de sus páginas no faltarán los temas tópicos de la poesía desde la época de Homero: la muerte será uno de los que resuenen durante más versos en medio de una realidad devastada, sojuzgada por el puño metálico de las máquinas y los cyborg, que poco tendría de paraíso para un humano. Pero claro, es que el primer poema es “Cazador de humanos”, y en él ya vemos como los pocos supervivientes son desintegrados por un cyborg sin la menor sombra de duda ni piedad. Si bien el siguiente poema, “Asesino”, plantea por un segundo la cuestión “¿Para qué, por qué?”, esta pregunta es pronto silenciada por el programa correspondiente. Avanzamos un poco más en la lectura para encontrarnos con la revisión de otro tema existencial, sin olvidar la muerte, enfocado desde los ojos del cyborg: la religión. Los Neodioses cyborg son representados por Julius, quien luchará contra el Caballero Dorado que representa a su Señor Diox; aquí vemos plasmada de un modo diferente la naturaleza cyborg, y Julius es capaz de sentimientos. A partir de aquí ahondamos cada vez más en las capacidades humanas del cyborg, una criatura que ha perdido su humanidad por los implantes cibernéticos, pero que aun así, conserva todavía ciertos recuerdos de aquella humanidad.


Podríamos profundizar en muchos otros temas a través de otros tantos poemas, pero tan solo mencionaré que el paisaje apocalíptico / paradisíaco es otro de los temas protagonistas, cobrando su propia voz a través de las composiciones como “Decadencia”, “Anochece”, “Nubes”… Por último la reflexión metaliteraria también está presente a través del poema “Pack de memoria” que nos habla de un poeta cyborg decadente, o del poema homenaje “Lovecraft y Bukowski. 2199 DC”.

La nota negativa, en un poemario de características sin duda encomiables, podría ser el cambio entre la primera y la tercera persona poéticas, para el que yo no he hallado ninguna justificación convincente de fondo o de forma. Domina la emoción lírica (la tercera persona), adecuada a la distancia entre los poetas y la realidad futurista que se aborda, aunque en varios poemas aparece el yo y toma las riendas de los versos el lenguaje de canción; tan solo en el poema “La Corporación” se comienza con la segunda persona en una apelación al lector, pero tras los primeros versos de eslogan es sustituida de nuevo por la tercera persona, no llegando a poder ser considerado un apóstrofe lírico, sino un simple llamado al alistamiento al más puro estilo yanqui.

Y hasta aquí esta reseña de un libro que no solo es especial por su contenido. Porque desde la misma portada de este poemario nos encontramos ante un libro trabajado, que merecerá la pena tanto para los lectores de poesía cansados de lo cotidiano, lo urbano y lo lírico, como para los de ciencia ficción que ansíen probar experiencias de ocio diferentes a las habituales. El lector ideal, por supuesto, sería el que aúne ambas aficiones, aunque ojo, alguien dijo que el lector ideal no existe. ¿Entonces tampoco existe el libro ideal? Puede. Pero el precio de este sí que lo es: tres euros.


Autor: Sergio R. Alarte


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